55 Días en Pekín

El Épico Asedio en el Corazón de China

55 Días en Pekín

El Contexto Histórico

Para comprender plenamente la trama de "55 Días en Pekín," es esencial conocer el contexto histórico en el que se desarrolla la película. A fines del siglo XIX, China se encontraba en una posición vulnerable debido a su debilitamiento interno y las ambiciones coloniales de las potencias occidentales. El país estaba dividido y sometido a una serie de acuerdos y tratados desiguales con países como Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia y Alemania, que habían establecido concesiones en diversas ciudades chinas. Además, había una creciente presencia de misioneros cristianos que intentaban convertir a la población local al cristianismo y la destrucción de estatuas y templos budistas, lo que generaba un creciente resentimiento entre los chinos.

En este contexto, surge el movimiento de los bóxers, una sociedad secreta china conocida como la Sociedad de los Puños Justos y Armoniosos, que se oponía a la influencia extranjera y a la propagación del cristianismo en China. Los bóxers creían que tenían habilidades sobrenaturales que los hacían invulnerables a las armas de fuego occidentales, lo que los llevó a rebelarse contra las potencias extranjeras y los chinos que colaboraban con ellas. Esta revuelta dio lugar al levantamiento de los bóxers, un conflicto violento que tuvo graves consecuencias para los extranjeros en China.

La Trama de "55 Días en Pekín"


La película se desarrolla en junio de 1900, en medio de la agitación causada por el levantamiento de los bóxers en Pekín. La trama se centra en la embajada estadounidense en la ciudad y sigue las experiencias del mayor Matt Lewis, interpretado magistralmente por Charlton Heston. La misión inicial de Lewis y su compañía de marines es evacuar la embajada estadounidense ante la creciente amenaza de los bóxers, pero las circunstancias cambian drásticamente cuando el embajador británico, Sir Arthur Robinson (David Niven), decide quedarse en su puesto. Esto lleva a que los demás embajadores también opten por quedarse, ya que se enteran de que una columna de socorro de 2,000 soldados está en camino para protegerlos.

El 20 de junio, el conflicto toma un giro fatal cuando el embajador alemán es asesinado. El mayor Lewis se ve repentinamente al mando de las fuerzas militares extranjeras en Pekín y se ve obligado a organizar la defensa del barrio donde se encuentran las legaciones extranjeras. Con solo 500 hombres a su disposición, deben enfrentar el feroz ataque de unos 6,000 bóxers. Lo que sigue es una lucha desesperada por la supervivencia en medio de un asedio brutal.

La película también explora las tensiones diplomáticas y políticas entre las potencias extranjeras presentes en Pekín. La emperatriz viuda, interpretada por Flora Robson, nombra al nacionalista príncipe Tuan, encarnado por Robert Helpmann, como ministro de Asuntos Exteriores y decide respaldar la rebelión de los bóxers. Esto incluye la orden de atacar a la columna de socorro que se acerca, lo que pone en peligro aún más a los asediados embajadores y sus defensores.

Mientras los asediados luchan valientemente contra los continuos ataques de los bóxers, la situación se torna cada vez más desesperada. La falta de suministros médicos y alimentos para los heridos agrega una capa de tragedia a la narrativa. En medio de esta crisis, el comandante Lewis inicia una relación con la baronesa rusa Natalia Ivanoff, interpretada por la deslumbrante Ava Gardner. Natalia es una mujer viuda de un oficial ruso, repudiada por la sociedad y acosada por su cuñado el barón Sergei Ivanoff, interpretado por Kurt Kasznar, quien también ha decidido quedarse en Pekín para ayudar al doctor Steinfeldt, encarnado por Paul Lukas.
55 Días en Pekín
La película nos sumerge en la desesperación y el sufrimiento de los personajes mientras luchan por sobrevivir en medio del asedio implacable. La baronesa Natalia, en un intento desesperado por conseguir medicinas, se ve traicionada y herida de bala en un brazo. El mayor Lewis, en un esfuerzo por establecer contacto con la columna de socorro, sale en una misión peligrosa pero regresa también herido. La situación parece no tener salida, y la baronesa Natalia se enfrenta a la amputación de su brazo para evitar la gangrena, una decisión que finalmente la lleva a la muerte.

A medida que los defensores se preparan para ofrecer una última resistencia en medio de la desolación, la columna del almirante Seymour logra abrirse paso a través del ejército chino y, el 14 de agosto, finalmente llega al barrio de las delegaciones extranjeras. Este evento marca un giro en el conflicto, ya que las fuerzas de socorro rescatan a los asediados tras 55 días de asedio brutal. La emperatriz se ve obligada a rendirse y a ceder ante las demandas de las potencias extranjeras.

El mayor Lewis, con los soldados que le quedan, abandona Pekín y se lleva consigo a la hija del sargento Harry, quien murió valientemente en la lucha. La Alianza de las Ocho Naciones logra finalmente aplastar la rebelión de los bóxers, pero a un costo humano considerable.

La Realización de la Película


"55 Días en Pekín" es una superproducción en el mejor estilo de Hollywood, y su magnificencia se refleja en cada detalle de la película. Fue filmada en Las Rozas de Madrid, España, utilizando un extenso elenco de extras españoles y asiáticos para dar vida a la vibrante atmósfera de Pekín en el siglo XIX. Actores españoles como Alfredo Mayo, Conchita Montes, José Nieto y Fernando Sancho también desempeñaron papeles secundarios en la película, lo que agregó autenticidad a la representación de la ciudad.

Uno de los aspectos más destacados de la película es su espectacular banda sonora, que fue compuesta por Dimitri Tiomkin y Paul Francis Webster. La música eleva la intensidad emocional de la película y contribuye a la creación de una experiencia cinematográfica inolvidable. Además, el solista español Agustín Cánovas aportó su talento con la armónica a la banda sonora, agregando un toque distintivo a la música de la película.

Sin embargo, la producción de "55 Días en Pekín" no estuvo exenta de desafíos. Nicholas Ray, el director principal de la película, sufrió un colapso durante el rodaje debido al abuso de alcohol y estupefacientes, lo que lo obligó a abandonar la producción antes de su finalización. Esta crisis llevó a la participación de otros directores, como Guy Green y Andrew Marton, para terminar la película. Nicholas Ray no volvió a dirigir una película hasta la década de 1970, gracias al apoyo de su amigo Dennis Hopper.

Según las memorias de Charlton Heston, quien desempeñó un papel crucial en la película, el colapso de Nicholas Ray se precipitó después de una agitada velada en el chalé que ocupaba el director en Las Matas. Ava Gardner, una de las estrellas de la película, criticó duramente la actitud profesional de Ray, lo que aparentemente exacerbó la tensión en el set.

Ante la ausencia de Nicholas Ray, Charlton Heston asumió la responsabilidad de dirigir las escenas que faltaban, una tarea desafiante que abordó con determinación y habilidad. Su contribución a la realización de la película es un testimonio de su compromiso con el proyecto y su habilidad como cineasta.

La Escena del Baile


Una de las escenas más memorables de "55 Días en Pekín" es el baile que tiene lugar en la película. Esta escena se destaca por la alta calidad de actuación de los protagonistas y su impacto en la trama. En ella, la Baronesa Natalia, interpretada por Ava Gardner, luce un famoso collar, mientras el Mayor Lewis, encarnado por Charlton Heston, se enfrenta al grupo de bóxers. Este enfrentamiento desencadena el entusiasmo del embajador alemán, un evento que posteriormente le costará la vida.

La escena del baile se ha convertido en un hito en la historia del cine por su intrincada coreografía, la pasión de los actores y su contribución a la trama. Simboliza la tensión y la atracción que existen entre los personajes de Natalia y Lewis, además de ser un punto culminante en medio del caos y la violencia que rodean a los protagonistas.